El mantenimiento proactivo maximiza la disponibilidad y confiabilidad de los activos

El sector minero realiza altas inversiones en bienes de capital, tanto de infraestructura como de equipamiento y maquinaria. Es por ese motivo que la gestión de los activos físicos es de suma importancia para las empresas mineras, dado que apunta a obtener el máximo rendimiento de estos, estableciendo estrategias y planes de mantenibilidad, de manera que las empresas puedan operar en forma confiable y consistente durante su vida útil.

Es así que, si hablamos de mantenimiento dentro del marco de la gestión de activos, lo primero a establecer son las estrategias de mantenimiento, las cuales tienen que estar alineadas con los objetivos del negocio. Además de ello, un análisis de criticidad de los activos es fundamental para la elaboración de los planes de mantenimiento, donde la criticidad se define como la probabilidad de fallo por la consecuencia del fallo.

La consecuencia del fallo debe contemplar el impacto en el proceso productivo, en costos de reparación, así como en seguridad y medio ambiente, entre otros factores.

Mientras mayor sea la criticidad del activo, se requiere mayor inclusión de actividades para detección de fallas dentro del plan de mantenimiento; de igual forma, aplicar métodos analíticos, herramientas y otras técnicas que eliminen o minimicen la recurrencia de la falla, lo que hoy es llamado mantenimiento proactivo basado en confiabilidad.

Existen diferentes enfoques y modelos para elaborar los planes de mantenimiento, puesto que todo programa debe incluir actividades tanto preventivas como correctivas. Las actividades preventivas son siempre programadas; en cambio, las correctivas pueden o no serlas.

Según el gerente de Soluciones Industriales de SKF, Daniel Tamashiro, es importante optimizar las actividades preventivas y correctivas programadas, pero lo que tiene una mayor relevancia es eliminar o minimizar las actividades correctivas imprevistas. Sin embargo, lo anterior resulta insuficiente cuando nuestra intención es aprovechar al máximo los activos para producir de manera confiable y sostenible.

Para reducir o eliminar las fallas imprevistas, debemos incluir actividades de mantenimiento predictivo dentro de los planes (técnicas de monitoreo de condición), pero, además de ello, las empresas deben invertir recursos para identificar la causa raíz que lleva al equipo hasta la falla, de tal forma que se tomen acciones proactivas para evitar la ocurrencia.

Asimismo, Tamashiro destaca que el enfoque más completo se encuentra en el mantenimiento proactivo basado en la confiabilidad, en la que además de las labores predictivas, se añaden técnicas de análisis de falla de causa raíz y herramientas de análisis de datos para el soporte en la toma de decisiones (machine learning).

La tecnología es un gran aliado para el sector industrial, dado que permite optimizar el mantenimiento de los activos y garantizar la seguridad del personal, evitando su exposición a escenarios de riesgo.

Es así que en la actualidad encontramos empresas que vienen invirtiendo en tecnología, para realizar la colecta de datos por medio de sensores instalados en los mismos equipos o con las actividades de mantenimiento preventivo relacionadas con lubricación, en las que se reduce la exposición de los técnicos, puesto que se reemplazan las actividades manuales por sistemas de lubricación automáticos.

Finalmente, el mantenimiento hacia un enfoque proactivo posiblemente incremente ciertas actividades, dada la incorporación de técnicas predictivas y analíticas; no obstante, si se evalúa el costo total de operación del equipo, sumado a los costos de oportunidad productivos, definitivamente se logra mayor eficiencia y eficacia, debido a que se reduce el uso de recursos para actividades correctivas (tiempo, mano de obra, partes y componentes, entre otros) y se maximiza la disponibilidad del equipo, incrementando la confiabilidad al reducir la probabilidad de fallas.