Técnicas de lixiviación: Comparación de métodos y casos prácticos que optimizan la recuperación de minerales
Publicado hace 1 mes

La evolución de los procesos hidrometalúrgicos permite a la minería maximizar la recuperación de metales valiosos con métodos cada vez más eficientes, sostenibles y adaptados a distintos contextos geológicos.
En la actualidad, la lixiviación se ha consolidado como una de las principales tecnologías para la recuperación de metales como el cobre, el oro, la plata y el uranio, particularmente en minerales de baja ley o con características que dificultan los métodos tradicionales de concentración.
Esta técnica, que consiste en la disolución selectiva del mineral mediante soluciones químicas, ha evolucionado considerablemente, dando lugar a diferentes enfoques operativos según el tipo de yacimiento, el mineral tratado y las condiciones del entorno. Entre las principales modalidades destacan la lixiviación en pilas (heap leaching), la lixiviación in situ (in situ leaching) y la lixiviación agitada (agitated leaching), cada una con sus propias ventajas, limitaciones y casos de éxito en la industria minera global.
Lixiviación en pilas: eficiencia en grandes volúmenes de mineral de baja ley
La lixiviación en pilas es la técnica más utilizada en minería a cielo abierto, especialmente en el tratamiento de óxidos de cobre y minerales auríferos. Consiste en la apilación del mineral triturado sobre plataformas impermeabilizadas, sobre las cuales se irriga una solución lixiviante —habitualmente ácido sulfúrico para cobre y cianuro para oro— que percola lentamente, disolviendo los metales deseados.
Este método destaca por su bajo costo operativo y su escalabilidad, ideal para grandes volúmenes de mineral con baja concentración metálica. Sin embargo, requiere tiempos prolongados de operación (semanas o meses) y un riguroso control ambiental para evitar filtraciones. Un caso emblemático es el de la mina Pierina (Perú), donde este método permitió una operación económicamente viable en un yacimiento de oro de baja ley.
Lixiviación in situ: recuperación directa en el subsuelo
La lixiviación in situ representa una solución innovadora para yacimientos no explotables por métodos convencionales, ya sea por su profundidad, geometría o cercanía a zonas sensibles. Este método consiste en la inyección directa de soluciones lixiviantes en el subsuelo, a través de pozos perforados, permitiendo la disolución del mineral in situ y su posterior extracción mediante bombeo.
Sus principales ventajas son la mínima intervención superficial, menor consumo de energía y menor generación de residuos sólidos. No obstante, exige un estricto control hidrogeológico para evitar la contaminación de acuíferos, y no es aplicable a todos los tipos de roca. Es ampliamente utilizado en la minería de uranio en países como Kazajistán y Estados Unidos, demostrando su viabilidad técnica y económica en contextos específicos.
Lixiviación agitada: velocidad y control en condiciones optimizadas
La lixiviación agitada se lleva a cabo en reactores cerrados o tanques, donde el mineral —finamente molido— se mezcla con la solución lixiviante bajo agitación continua. Esta modalidad permite acelerar el proceso de disolución, controlar parámetros como temperatura y pH, y lograr una recuperación metálica más rápida y eficiente.
Aunque su costo operativo es mayor, es ideal para minerales refractarios, de alta ley o con necesidad de tratamiento intensivo, como sucede con concentrados auríferos o sulfuros complejos. Ejemplo de ello es la planta de lixiviación de oro de Yanacocha (Perú), que emplea técnicas de lixiviación agitada a presión para recuperar oro encapsulado en matrices sulfurosas.
Comparación y elección según contexto operativo
Cada método de lixiviación ofrece beneficios diferenciados según las condiciones geológicas, los objetivos productivos y los factores ambientales. Mientras que la lixiviación en pilas es preferida en operaciones de gran escala con mineral oxidado, la lixiviación agitada se orienta a procesos más intensivos y selectivos. La opción in situ, por su parte, se posiciona como una alternativa de bajo impacto, con alto potencial de desarrollo futuro, especialmente en zonas de acceso restringido.
Con la incorporación de tecnologías como sensores de monitoreo, modelado geoquímico y automatización de procesos, las técnicas de lixiviación modernas están elevando su eficiencia y sostenibilidad. Esta evolución permite a la minería adaptarse a los retos actuales, como el agotamiento de reservas superficiales, la presión ambiental y la necesidad de reducir la huella hídrica y energética.
Fuente: Tecnología Minera

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