El camino digital hacia una verdadera eficiencia energética

Por: Gustavo Jaramillo, Country Manager para Perú y Bolivia de Schneider Electric.

El cambio climático es uno de los problemas mundiales que ha adquirido mayor relevancia en los últimos años y guarda relación directa con la eficiencia energética.

El tema, de interés y debate global, ha generado que los países se unan para buscar soluciones y promuevan un uso racional, responsable e inteligente de la energía, sin afectar la producción o los servicios que dependen de ella.

Hace unos días, el 21 de octubre se celebró el Día Nacional del Ahorro de Energía, una fecha para reflexionar sobre los avances realizados en el país y el mundo acerca de su uso eficiente y justo, así como para impulsar el debate e intercambio de información entre los gobiernos y las empresas que buscan la sostenibilidad, a través de nuevas tecnologías, herramientas digitales y la digitalización.

Más del 80% de las emisiones globales de CO2 se deben a la producción y al consumo de energía, ya que el 80% de nuestra demanda energética se cubre con combustibles fósiles y se distribuye a través de sistemas energéticos obsoletos e ineficientes, pasivos y desconectados. Es así como el 60% de toda la energía que se produce se pierde o se desperdicia.

Si bien las emisiones totales cayeron levemente el año pasado, debido a las restricciones por el COVID-19, esto no ha generado cambios estructurales significativos e inevitablemente veremos un repunte cuando la pandemia disminuya. El futuro del cambio climático está en nuestras manos con las acciones que realicemos desde ahora.

Los próximos 10 años serán cruciales en la lucha contra el cambio climático, la escasez de recursos y el daño ambiental. La mira se encuentra en diversas organizaciones, como las de minería, minerales y metales para que adopten prácticas sustentables y, al mismo tiempo, proporcionen los recursos necesarios para obtener un mundo más sostenible y verde.

En Perú, la preocupación por este tema se inició hace 21 años, con la Ley de Promoción de Uso Eficiente de la Energía, la cual declaró de interés nacional realizar un uso eficaz de esta fuente, a fin de “asegurar el suministro de energía, proteger al consumidor, fomentar la competitividad de la economía nacional y reducir el impacto ambiental negativo del uso y consumo de los energéticos”.

En el 2009 se realizó un programa de eficiencia energética con una guía para los sectores residenciales y de producción, y en los últimos años se ha replicado este avance en todos los rubros, logrando un impacto directo en el ahorro, el consumo y los ingresos del país. Aunque aún queda mucho más por ejecutar.

A nivel mundial necesitamos reducir a la mitad nuestras emisiones de CO2 en los próximos nueve años para limitar el cambio climático global a 1.5 ° C. Este breve tiempo determinará nuestro futuro hacia la neutralidad de carbono para el año 2050. Sin duda, no será fácil, pero creemos que la única forma en que podemos alcanzar estos objetivos será invirtiendo para que el mundo sea más eléctrico y digital.

Para lograr emisiones de carbono neutrales al 100%, se debería considerar cinco objetivos claros:

1. Innovación: las industrias deben replantear y automatizar sus procesos, para hacerlos más eficientes, medir el consumo de energía de manera que se pueda controlar y reducir su consumo, así como optar por fuentes eléctricas renovables que ofrezcan una alternativa más limpia frente a otros modelos que funcionan con carbón o combustible.

2. Futuro sostenible: trabajo en conjunto entre gobiernos, academia e industria para sentar los cimientos de modelos de negocios digitales, eficientes, productivos y sostenibles.

3. Transición sostenible: propiciar el uso de modelos de generación renovables y distribuidos, como parques eólicos y sistemas fotovoltaicos.

4. Tecnología digital: acelerar las inversiones hacia modelos digitales que incluyan algoritmos de Inteligencia Artificial y Aprendizaje de Máquina, con altos niveles de conectividad y movilidad, que permitan alcanzar niveles de eficiencia energética óptimos.

5. Educación: tanto de los profesionales actuales como los futuros. Aquí se hace más evidente, aún, la sinergia que debe existir entre la academia y la industria para asegurarnos que los futuros profesionales ya cuenten, entre sus prioridades, con la digitalización, automatización, electrificación y una profunda conciencia de cuidado del medioambiente.

El equilibrio ecológico y la seguridad de las personas son necesarios para lograr la prosperidad del planeta. La respuesta a la pandemia, en todo el mundo, mostró lo interconectados y frágiles que son los sistemas, pero su progreso solo puede fortalecerse de una forma simultánea.

Reducir la huella ecológica de la humanidad mientras se mejora su bienestar es el camino más sólido y económicamente beneficioso para los países, las ciudades y las empresas. Si es bueno para el planeta, es bueno para el negocio.