Australia se suma al compromiso de reducir las emisiones de metano en un 30% para 2030

Australia se unió al Compromiso Mundial sobre el Metano, convirtiéndose en una de las últimas economías desarrolladas en firmar un esfuerzo para reducir las emisiones de este potente gas de efecto invernadero en un 30% respecto a los niveles de 2020 para finales de esta década.

Al anunciar la decisión de firmar el compromiso sobre el metano el domingo, el Ministro de Clima y Energía, Chris Bowen, dijo que el cumplimiento del objetivo para 2030 podría ayudar a evitar un calentamiento de 2C (3,6F) en todo el planeta.

"El metano representa el 24% de las emisiones de Australia y somos el undécimo mayor emisor de metano del mundo, por lo que es muy importante que tengamos un asiento en la mesa y seamos parte de la solución", dijo, añadiendo que las principales fuentes de este gas en Australia eran la minería y la agricultura.

La participación de Canberra es el último impulso del gobierno laborista del Primer Ministro Anthony Albanese para mejorar la posición de la nación en materia de clima en la escena mundial. En septiembre, el gobierno aprobó una ley que exige una reducción del 43% de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los niveles de 2005 para 2030 y establece un objetivo neto cero para 2050, su primer objetivo vinculante de reducción de emisiones.

Reducir las emisiones de metano en Australia podría resultar complicado si los agricultores o los mineros se resisten a realizar los cambios necesarios para cumplir los objetivos del acuerdo. Las autoridades de Nueva Zelanda, el mayor exportador de productos lácteos del mundo, declararon en octubre que sus agricultores empezarán a pagar un impuesto sobre las emisiones agrícolas en 2025, una medida que, según la Primera Ministra, Jacinda Ardern, sería una novedad mundial.

La forma más barata de que Australia reduzca significativamente las emisiones de este gas es reducir las fugas de las minas de carbón, según un reciente análisis del grupo de expertos en energía Ember. Los pozos arrojan más de un millón de toneladas métricas de metano al año, lo que supone casi una cuarta parte de las emisiones de este gas en el país, según el grupo en su análisis.

Las tecnologías y enfoques eficaces existentes para reducir las emisiones de metano en las minas cuestan unos 270 dólares australianos (168 dólares estadounidenses) por tonelada de metano, en comparación con la agricultura, donde los costes son aproximadamente cuatro veces superiores, según Ember, que citó datos de la Coalición por el Clima y el Aire Limpio y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Para lograr las reducciones que se indican en el informe, Australia tendría que eliminar gradualmente las minas de carbón térmico, reducir las emisiones de metano de las minas existentes y detener cualquier nueva mina de carbón o su ampliación. El país podría lograr algunas disminuciones rápidas cerrando primero sus minas más gaseosas.

Bowen dijo que trabajaría con socios nacionales e internacionales en "planes sensatos" para reducir las emisiones de metano, pero descartó cualquier nuevo impuesto o reducción de ganado para cumplir el objetivo. Dijo que los objetivos eran globales, más que específicos para Australia, y "no vinculantes".

El metano es el principal componente del gas natural y también puede liberarse durante la producción de petróleo y carbón. El ganado eructa metano y los vertederos generan el gas cuando la materia orgánica se descompone en ausencia de oxígeno. Si se libera directamente a la atmósfera, el metano atrapa más de 80 veces el calor del dióxido de carbono durante sus primeros 20 años.

Australia anunció el domingo la concesión de 5 millones de dólares australianos (3,2 millones de dólares estadounidenses) en concepto de nuevos fondos de investigación para examinar la mejor manera de reducir las emisiones del ganado mediante piensos de bajas emisiones.

El compromiso mundial sobre el metano fue presentado por el presidente de EE.UU., Joe Biden, en noviembre de 2021, y más de 120 países se han sumado al esfuerzo. El anterior gobierno australiano, presidido por el entonces primer ministro Scott Morrison, se negó a firmar el pacto en 2021, lo que agravó la impresión de que el país era reacio a tomar medidas contra el cambio climático.